miércoles, 15 de agosto de 2012

El Negocio del Hambre

Frases
“Quien muere de hambre, muere asesinado”. Alberto Morlacheti
“Un hombre hambriento es un hombre enojado”. James Howell

“El tercer mundo se muere de hambre, el primero y el segundo: de colesterol” Diego Patón

“La pobreza y el sufrimiento no están para que los entendamos, sino para que los resolvamos”. Vicente Ferrer Moncho.

¿Qué es la soberanía alimentaria?
El hambre todavía sigue siendo uno de los grandes males a los que debe hacer frente la humanidad. Pese a los grandes avances alcanzados en otras áreas, actualmente hay más de 1.000 millones de personas que sufren hambre y, sorprendentemente, más de 750 millones de ellas son campesinos, es decir, se dedican a producir alimento que, paradójicamente, ellos no consumen. Mientras, sólo en Europa, se tira a la basura una tercera parte de los alimentos que se producen. Detrás de esta injusta situación se encuentran los intereses de unas pocas corporaciones agroindustriales que monopolizan el mercado y negocian con los granos básicos y otros alimentos con el enriquecimiento como único objetivo.
Esta situación ha llevado a reflexionar acerca de la necesidad de la defensa de la soberanía alimentaria, el derecho de las personas y los pueblos a decidir sus propias políticas agrarias, ganaderas y pesqueras de manera que se adecúen a las sus características naturales y sociales de la manera más sostenible posible. Es decir, el derecho a decidir qué y dónde cultivar, y de qué manera alimentarse. Un derecho que, aunque cueste creer, no se respeta para millones de personas.

Los países que más comida desperdician
Hay cerca de 6 millones de niños en el mundo que se mueren de hambre cada año, mientras toneladas de alimentos en buen estado se tiran a la basura todos los días en muchos países, sobre todo desarrollados. Para denunciar este hecho, se presentó este listado con los países que más comida tiran a la basura por habitante, basándose en estudios medioambientales: Estados Unidos: En un estudio reciente realizado por la Universidad de Arizona demostró que se desperdicia el 40 a 50 por ciento de los alimentos que se producen. 760 kilogramos de alimentos se pierden por cada persona en un año. El país gasta alrededor de mil millones de dólares por año sólo para eliminar los alimentos que se desperdician. Australia: Los australianos tiran a la basura hasta 3 millones de toneladas de alimentos por año. Según una investigación llevada a cabo por el Instituto de Australia se tiran cerca de 5,2 mil millones de dólares en alimentos cada año. Esto también incluye mil millones de dólares en frutas y verduras. Noruega: En Noruega, alrededor de 3, de las 35.000 toneladas que se producen en Noruega son enviadas a la basura. Los mayores volúmenes de residuos de alimentos en el país se encuentran en frutas, verduras y productos de panadería. Los productos cárnicos tienen el mayor impacto en la emisión de gases de clima y la economía. La mayoría de los alimentos es rechazada por los consumidores porque ha caducado. La comida desperdiciada por los noruegos es de alrededor de 620 kilos de alimentos por persona cada año. Reino Unido: El mayor productor de residuos de alimentos que el Reino Unido es el hogar doméstico. Las patatas representan la mayor cantidad de alimentos evitables eliminados de 359.000 toneladas por año. Las Rebanadas de pan es el segundo tipo de alimento que se dispone en el país con la tasa de disponer de 328.000 toneladas por mes. Las ensaladas se dispone en la mayor proporción, las ensaladas que se compran son desechados sin comer en la mayoría de las veces.


La gran fantasía de la comida “orgánica” (el mejor negocio de las mega-corporaciones)
La etiqueta de “orgánico” en un producto, especialmente un alimento, se ha convertido en una fórmula mágica que nos hace sentirnos bien al tiempo que gastamos dinero extra para obtener un bienestar prometido. Sin embargo esta industria, la de la comida orgánica, al menos en su versión de supermercado, se ha convertido en una enorme fantasía creada por las grandes corporaciones de las cuales supuestamente huyen las personas que compran productos orgánicos.
Primero grandes corporaciones, llenan los alimentos de aditivos, conservadores y demás “químicos” que contaminan la salud de los consumidores; se crea un movimiento de conciencia en torno a estos alimentos y se genera una industria que busca salvaguardar el bienestar del consumidor. Se populariza el término orgánico, un tanto difuso, para significar aquellos productos que no involucran métodos de producción moderna tipificados en el uso de pesticidas, fertilizantes químicos y modificación genética–en general que no dañan a los animales y al entorno en el que lo producen. Los químicos son los enemigos –aunque por supuesto todo organismo es químico naturalmente. Buscar alimentarse sanamente y romper con la cadena alimenticia que controlan las grandes corporaciones, regresar a los pequeños productores y otorgarle ese valioso coeficiente, perdido en el proceso industrial, de hacer los alimentos con una intención de nutrir parece algo no solamente positivo sino incluso parte de la evolución humana. Sin embargo, ya sea por los invasivos y malignos tentáculos de las grandes corporaciones o por la ingenuidad del consumidor que lo que compra generalmente son ilusiones y reafirman cómodamente lo que quiere que sea la realidad, en muchos casos esta moda de alimentarnos de productos orgánicos no es más que un plácido y frívolo autoengaño. Y ahora son las mismas compañías,  que producen  o producían alimentos casi venenosos, las que promueven los alimentos orgánicos, enarbolando un nuevo mito de comunión edénica a partir del poder inmaculado de la comida no alterada por los procesos industriales de la modernidad: un regreso a natura. El New York Times publica un interesante artículo sobre la realidad detrás de la gran industria de los alimentos orgánicos, con un valor anual de hasta 30 mil millones de dólares en ese país. El hecho de que los consumidores estén dispuestos a pagar más dinero por un producto orgánico no ha pasado desapercibido para las grandes corporaciones de alimentos que, recurriendo a su varita mágica, el marketing, han logrado –sin que el consumidor lo perciba– tomar control del mercado e influir en cómo y en qué se etiqueta “orgánico”

Exprimir África hasta la última gota: Detrás de cada acaparamiento de tierra hay un acaparamiento de agua
No se puede cultivar alimentos sin agua. En África, una de cada tres personas sufre de escasez de agua y el cambio climático empeorará la situación. El desarrollo en África de sistemas indígenas de manejo de aguas, altamente sofisticados, podría ayudar a resolver la crisis, pero son estos mismos sistemas los que están siendo destruidos por los acaparamientos de tierra a gran escala, en medio de afirmaciones de que el agua en África es abundante, que está subutilizada y que está lista para ser aprovechada por la agricultura para la exportación. Grupos examinan lo que hay detrás de la fiebre por las tierras en África y revela que hay una lucha mundial por algo que, cada vez más, es considerado una mercancía más preciosa que el oro o el petróleo: el agua. Oculta detrás de la disputa actual por la tierra, existe una lucha a nivel mundial por el control sobre el agua. Aquellos que han estado comprando extensas superficies de tierras agrícolas en los años recientes, entienden que el acceso al agua que ellos obtienen, muchas veces gratis y sin restricciones, puede tener a largo plazo un mayor valor que las tierras mismas. En años recientes, compañías de Arabia Saudita han estado adquiriendo millones de hectáreas de tierra en el extranjero para producir alimentos para enviar de vuelta a su país. A Arabia Saudita no le falta tierra para producir alimentos. Lo que le hace falta al Reino es agua y sus compañías la buscan en países como Etiopía. Los acuíferos a lo largo del sub-continente indio han sido vaciados durante décadas de riego no sostenible. Se asegura entonces que la única forma de alimentar a la creciente población de India es mediante el abastecimiento proveniente de la producción de alimentos en el extranjero, donde el agua tiene mayor disponibilidad. “Lo valioso no es la tierra”, dice Neil Crowder de Chayton Capital, con sede en Reino Unido y que ha estado adquiriendo tierras agrícolas en Zambia. “El real valor está en el agua”. Y las compañías piensan que África es el mejor lugar para encontrar esa agua. El mensaje que se repite en las conferencias de inversionistas en tierras agrícolas alrededor del mundo, es que en África el agua es abundante. Se dice que los recursos de agua de África están considerablemente subutilizados y listos para ser explotados por proyectos de cultivos para la exportación. La realidad es que un tercio de los africanos ya vive en ambientes con escasez de agua y es probable que el cambio climático aumente estos números significativamente. Los acuerdos de cesión de tierra masivos pueden robarle el acceso al agua a millones de personas y se corre el riesgo de agotar los recursos de agua más valiosos del continente.

Productos transgénicos amenazan a la Humanidad
7/8/2012 actualidad.rt.com
Científicos rusos descubrieron que las semillas transgénicas de soja y maíz hacen a las mujeres estériles, al detectar este fenómeno en la tercera generación de animales alimentados con ellas. La investigación conjunta de los científicos de Asociación Nacional Rusa de la Seguridad de los Genes y del Instituto de Problemas de la Ecología y la Evolución ha descubierto que los hámsters alimentados con soja transgénica no han podido reproducirse después de tres generaciones.  Luego de alimentar a los hámsters durante dos años, en la tercera generación se constataron los resultados devastadores en aquellos que comían solo soja transgénica y en particular en aquellos con dietas más altas de la misma. También se constató un crecimiento más lento y una alta tasa de mortalidad entre sus crías. En otro estudio similar realizado en Rusia, los investigadores encontraron un crecimiento retardado en animales, alta mortalidad entre las crías, e incluso crecimiento del pelo dentro de la boca de los hámsters. Científicos de Francia, Austria, EE.UU. e India también han experimentado con ratones, cerdos y vacas  e igualmente confirman el peligro potencial o real de los productos transgénicos para la salud humana, animales, plantas y sobre todo el medio ambiente. Las empresas transnacionales de la industria de los transgénicos Monsanto, Dow Agroscience, Pioneer, Syngenta, entre otras, promueven el consumo de alimentos genéticamente modificados e ignoran constantemente a los investigaciones y expertos que se oponen a la liberación de organismos genéticamente modificados (OGM). Los expertos en ese tema afirman que cosechar cada vez más semillas modificadas genéticamente sin saber cómo afectan a la salud es el único objetivo de las compañías del sector. “La codicia de un grupo de poder mundial nos está llevando a un caos sanitario”, afirma el profesor de biotecnología Alejandro Romero. “Millones mueren anualmente sin saber que es debido a los agrotóxicos, las semillas modificadas o los alimentos producidos a base de semillas genéticamente modificadas impregnadas de venenos que o te matan o te esterilizan”.

La ONU exige a EE.UU. que no produzca más etanol para evitar crisis alimentarias
12/8/2012 actualidad.rt.com
La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) incrementa la presión sobre EE.UU. para que cambie sus políticas de biocombustibles para prevenir una crisis alimentaria a nivel global. "Una suspensión inmediata y temporal de la legislación estadounidense" que destina cuotas de las cosechas de maíz a la producción del biocarburante "daría cierto alivio al mercado y permitiría destinar más granos a la alimentación humana y animal". La preocupación de este organismo aumentó ante la intensa sequía en la zona central de EE.UU. que impulsó a este cultivo hasta precios récord.  Algunos especialistas  aseguran que esas tendencias alcistas afectan especialmente a las poblaciones de los países pobres, dependientes de los vaivenes del mercado mundial, en un contexto en el que EE.UU. figura como el mayor productor mundial de etanol compuesto a base de cereales.  “EE.UU. puede tomar medidas positivas o negativas al respecto”, “Si suspende la producción de etanol, eso sería una medida muy positiva para evitar que los precios del maíz y de otros granos se sigan elevando como consecuencia de la fuerte sequía que se ha dejado sentir en el mundo y de manera muy particular en EE.UU.”, dijo. La postura estadounidense, en opinión del analista, “es muy dañina” porque “la economía mundial está pasando por una situación sumamente difícil”.

Anorexia y bulimia en niños
Un número creciente de niños sufren estos trastornos alimenticios que hasta hace poco se consideraban propios de adolescentes, jóvenes o adultos. ¿La razón? Niños y niñas de 10 años enaltecen al “cuerpo ideal” como aquél que es esbelto y pretenden obtenerlo. Se estima que en la Ciudad de México, el 75% de las niñas y 65% de varones entre 9 y 13 años de edad viven muy preocupados por engordar, según estudio realizado en la Universidad Nacional Autónoma de México. “Entre los diversos factores que confluyen en la generación de dicho trastorno se encuentra el entorno social, donde la imagen extremadamente delgada es la que rige y el hecho de ser llamados ‘gordos’ implica connotación ofensiva y discriminatoria”. Así, anorexia (falta anormal de apetito), bulimia (el afectado se provoca vómito después de comer) y obesidad se detectan cada vez con más frecuencia en la infancia, lo que es indicio de que los menores han tenido grandes carencias de afecto, además de nutrición manipulada. “Este tipo de afecciones, que solían aparecer principalmente en adolescentes y jóvenes, ahora las padecen niños, pues se ha desarrollado fenómeno de rechazo social hacia los chicos obesos, el cual genera trastornos de alimentación e, incluso, dependencia a drogas y alcohol. Desde pequeños (entre el segundo y tercer año de vida), a causa de problemas afectivos, empiezan a experimentar conductas de rechazo a la comida, pues no sienten apetito e, incluso, aprietan los labios para no comer”, explica el entrevistado. “En investigaciones recientes se ha demostrado que niños y niñas con edad promedio de 10 años ya tienen noción del supuesto ‘cuerpo ideal’, de ahí que 1 de cada 9 presenten problemas de anorexia y 3 de cada 7 bulimia. En ciertos estudios se ha visto que, en menores de edad, el calificativo ‘gordo’ tiene connotaciones de malo, feo y sucio, lo cual debe poner en alerta a los padres para evitar que alguien, o ellos mismos, ofendan a sus hijos”.




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