El dinero nos deja satisfechos, pero no felices
La sabiduría popular siempre ha
intuido lo que diversas investigaciones sobre la felicidad venían mostrando y
un nuevo estudio, tras analizar las respuestas de más de 450.000 personas,
acaba de confirmar: por encima de cierto nivel de ingresos, no somos
necesariamente más felices, incluso cuando nos creamos que sí lo somos. La
nueva investigación, realizada en el Centro para la Salud
y el Bienestar de la Universidad de Princeton ha
analizado una encuesta de la compañía Gallup en la que residentes en EEUU mostraban
su nivel de satisfacción con su vida y señalaban las experiencias agradables o
tristes que habían tenido el día anterior. A partir de estos datos, los
científicos han diferenciado entre dos conceptos: el bienestar
emocional, que da cuenta de las sensaciones felices que suceden
en el día a día, y la evaluación de la vida,
que se refiere al concepto que los participantes tenían de su propio nivel de
satisfacción. Para medir el primero, se tuvieron en cuenta sensaciones
positivas, como risas y sonrisas frecuentes. Para el segundo, los voluntarios
calificaban su vida con una nota del cero al 10. A partir de cierto punto,
tener más dinero sólo mejora la evaluación de la vida, pero no
incrementa las experiencias positivas que se viven a lo largo del día.
Es decir, los encuestados valoraban mejor su felicidad, pero lo cierto es que
no reían más, ni pasaban más ratos de disfrute o alegría.
"El dinero es igual a la
felicidad por debajo del nivel de subsistencia, pero, por encima de éste, no
siempre funciona", explica un divulgador científico del estudio.
Un curioso estudio realizado
recientemente afirma que el dinero conlleva a una mayor satisfacción pero no
provoca más felicidad. A esta conclusión arribaron algunos investigadores de la
Universidad de Liege en Bélgica que se propusieron verificar si es cierto que
las personas que viven en casas lujosas, que visitan los mejores restaurantes y
que reciben los regalos más caros; se les hace difícil saborear las cosas más
simples de la vida. En la investigación tomaron parte 374 personas adultas, de
edades entre los 21 y los 89 años, todos trabajadores de la universidad que
ocupaban desde los puestos más sencillos relacionados con la limpieza hasta los
puestos directivos. Cada persona debió completar un cuestionario donde
explicaba cuánto ganaba, cuánto ahorraban, sus actitudes hacia el dinero y su
nivel de satisfacción cuando experimentaban emociones como la gratitud, la
alegría o la excitación durante las experiencias desafiantes. Los primeros
resultados de los cuestionarios mostraron que las personas más ricas también
reconocían que disfrutaban menos las emociones de la vida y que el dinero
minaba su felicidad. Estos científicos adoptan la teoría según la cual elevadas
y continuadas dosis de placer disminuiría la capacidad de degustar los pequeños
placeres cotidianos. Así, una vez más la sabiduría popular viene comprobada
científicamente: “el dinero no hace la felicidad”; lo cual puede conducir a
pensar que la falsa opulencia en la cual se ve inmersa la mayor parte de la
sociedad se convierte en un espejo que impide disfrutar de los pequeños y
sencillos placeres de la vida.
Creció deuda de las familias a 16,6% de sus ingresos
5/6/2012 elpais.com.uy
El endeudamiento de las familias
pasó de representar 10,5% de sus ingresos a fin de 2009 a 16,6% a fin del año
pasado, si se toman en cuenta los préstamos con bancos y empresas administradoras
de crédito registradas ante el Banco Central Incluyendo la deuda con el Banco
Hipotecario, el crédito crece de poco más de 16% en 2009 a un 21,6% del ingreso
anual de los hogares a fin del año pasado, según el reporte de Estabilidad Financiera
del BCU divulgado ayer. Un dato es que la mayoría del crédito a familias es en
pesos. "Con el fin de analizar la evolución del ratio de endeudamiento de
las familias y su posible impacto sobre la morosidad bancaria, se comparó el
crédito a individuos -consumo y vivienda- con el ingreso disponible de los
hogares", indica el informe del BCU. De todas maneras, no señala si los
actuales niveles pueden impactar o no en la morosidad. Si se miran las empresas
a las que se da crédito, los sectores agropecuario, e industria manufacturera
son los más endeudados en proporción a su actividad. El nivel de endeudamiento
llegaba al 32% de lo que producen en cada caso a fin de 2011. En el caso del
comercio, los créditos vigentes representan el 25% de su producción.
El Consumo Compulsivo y los problemas personales
Según un estudio, una tercera
parte de los consumidores adultos europeos tiene problemas de descontrol en la
compra o en el gasto. Este estudio realizado en cuatro regiones europeas,
aclaró que, a pesar de que la mayoría de los consumidores adultos tienen un
nivel aceptable de autocontrol en la compra y el gasto, una tercera parte
presenta un nivel alto de adicción al consumo irreflexivo o innecesario. El
estudio revelaba que el porcentaje de adicción consumista es ligeramente
superior en las mujeres que en los hombres. Entre las principales causas de la
adicción al consumo el estudio destacaba las siguientes: Preexistencia de un
tipo de personalidad característico que se denomina como
"caprichoso". Este término, entendido en sentido coloquial, se
correspondería con un carácter con fuertes tendencias hedonistas dirigidas
hacia el consumo. Este rasgo, junto con la compulsividad y un nivel
relativamente alto de ansiedad en relación con la compra, configuran el perfl
psicológico del adicto. La insatisfacción personal y la falta de alicientes o
estímulos vitales distintos del consumo. Este sentimiento, típico del adicto al
consumo, se relacionaría más con una sensación de tedio o aburrimiento que con
un estado propiamente depresivo. Un alto grado de credulidad, falta de actitud
crítica y vulnerabilidad hacia los mensajes publicitarios, junto con una mayor
exposición a los medios de comunicación en los que estos mensajes son más
frecuentes. Los adictos reconocen ver mucha televisión en un porcentaje que
implica a los no adictos. La mayor aceptación de cierto tipo de valores e ideas
consumistas tales como la creencia de que el prestigio personal, el estatus y
la consideración social dependen de las cosas que se pueden comprar. Otro tipo
de factores que se relacionarían con la adicción al consumo en los adultos,
aunque en forma menos importante que los anteriores, son la baja autoestima, el
mayor deseo de estimulación social o de atracción por los lugares donde hay
muchas personas y la inseguridad respecto al propio atractivo físico. El
estudio puso de manifiesto que las mujeres resultan ser, de forma altamente
significativa, mucho más adictas a estímulos de consumo. También se comprobó
que las mujeres utilizan más la compra para afrontar situaciones de tristeza,
abatimiento o depresión. La población joven se puede decir que constituye uno
de los sectores más proclives a la práctica de la adicción consumista debido a la
insatisfacción personal, la sensación de aburrimiento. A esto se le agrega la mayor aceptación de
valores consumistas y la vulnerabilidad psicológica hacia los mensajes que
relacionan el consumo con la felicidad, el éxito social y el prestigio
personal, asi como el bajo nivel de autoestima y la desconfianza hacia las propias
aptitudes o habilidades. Aproximadamente el 80% de los jóvenes adictos tenía un
nivel de adicción al consumo que se puede considerar patológico.
La ludopatía no es juego
Frente a las cifras de más de 2
millones de ludópatas en México la escritora Rita Martinez Jáuregui trabaja
junto con la Universidad de Barcelona en el diseño de un innovador tratamiento
de esta patología que se llama “Revital”, buscando la recuperación de los
enfermos. Paradójicamente, se trata de una alternativa a base de un videojuego.
Entre las grandes ventajas de este sistema es que es universal, de fácil acceso
a través de internet y con la privacidad que buscan los y las ludópatas para
escapar de los señalamientos sociales, afirma la autora del libro “Conciencia
Cero”, en el que se narra el drama que ella vivió como víctima del juego
compulsivo. Rita se permite revelarse públicamente como ludópata para narrar su
propia historia: durante 14 años asistió de manera constante a los casinos
donde permanecía hasta 14 horas sin interrupción. En el tiempo, la escritora
conoció muchas otras historias de hombres y mujeres que en su compulsión por el
juego perdieron empresas y familia; manipularon y engañaron; hombres que se
metieron a negocios turbios y mujeres que se prostituyeron para seguir
alimentando las insaciables máquinas de juego. También en cuestiones de salud
pagó cara la adicción: perdió 17 kilos, le resultó una lesión precancerosa,
migraña y tuvo un aspecto físico terrible. “A la hora que tú estás sentada
frente a la máquina del juego descargas endorfinas, si tienes dolor se te quita
y tienes una sensación muy placentera, es como estar drogado con cocaína”,
comenta, “está científicamente comprobado, cuando te enganchas a esta sustancia
del cerebro que son endorfinas y no vas a jugar empieza el sufrimiento, no es
lo que te inyectas, es tu cerebro el que te exige volver a tener esa sensación”.
Menciona el factor social-emocional: “La gente va a jugar porque tiene muchos
conflictos sin resolver, problemas con los hijos, la pareja, el trabajo, el
factor emocional es lo que te sienta, en la vida hay tantas cosas qué hacer
como para que te vayas a un casino, la soledad en la gente potencializa
necesidad de interactuar con una máquina. La Organización Mundial de la Salud
define la ludopatía como una enfermedad progresiva, incurable y mortal. A nivel
mundial se posiciona como la adicción número uno en índice de suicidio. Pero el
daño se expande, pues por cada jugador compulsivo hay en promedio 20 personas a
su alrededor que también sufren daños. El 90 por ciento de los ludópatas acaban
con su patrimonio, roban, estafan o se prostituyen. Algunas de las
consecuencias de esta adicción son la pérdida de patrimonios, comisión de
fraudes y robos, despidos, encarcelamientos, bajo rendimiento laboral y
escolar, desintegración familiar, divorcios, estrés, fatiga, trastornos de
sueño, problemas gastrointestinales, ataques de pánico, ansiedad y depresión
mayor, explica el director del Centro de Tratamiento para el Juego Compulsivo
Samadhi.
Los efectos de la ludopatía: Dejaron encerrada en un auto a una niña
mientras apostaban
La madre y tía de una menor de 9
años la dejaron encerrada en un auto mientras apostaban en una sala de juegos.
Una vez más la ludopatía muestras signos de la miseria humana y las graves
consecuencias que genera el juego.
Un niña de 9 años fue encontrada
en el interior de un automóvil que estaba estacionado frente a una sala de
juegos de la ciudad de Paraná, donde su madre y su tía realizaban sus apuestas.
Luego de las actuaciones de rigor de la división Minoridad, la niña fue
entregada a sus progenitores. Al realizar las pesquisas, los policías pudieron
averiguar que la menor, había sido dejada en el auto por su madre y su tía que
se encontraban cerca del lugar. Grande fue la sorpresa de los agentes al
conocer que los familiares de la menor que estaba sola en el vehículo y
aproximadamente, a las 3 de la mañana, estaban en el interior del casino que
tiene el hotel, según indicó el jefe de la Departamental Paraná de Policía. Tras
constatar el hecho, el personal policial dio intervención a la División
Minoridad que logró localizar a los familiares de la niña mientras realizaban
apuestas en la sala de juegos, al tiempo que la niña de 9 años de edad esperaba
en el auto. Aparentemente, la niña que forma parte de una familia paranaense,
tiene conocimiento de la práctica supuestamente habitual de sus familiares. Finalmente,
la menor fue entregada a su madre, luego que esta fuera ubicada en la sala de
juegos.
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