martes, 5 de junio de 2012

Economía bajo ataque


El dinero nos deja satisfechos, pero no felices
La sabiduría popular siempre ha intuido lo que diversas investigaciones sobre la felicidad venían mostrando y un nuevo estudio, tras analizar las respuestas de más de 450.000 personas, acaba de confirmar: por encima de cierto nivel de ingresos, no somos necesariamente más felices, incluso cuando nos creamos que sí lo somos. La nueva investigación, realizada en el Centro para la Salud y el Bienestar de la Universidad de Princeton ha analizado una encuesta de la compañía Gallup en la que residentes en EEUU mostraban su nivel de satisfacción con su vida y señalaban las experiencias agradables o tristes que habían tenido el día anterior. A partir de estos datos, los científicos han diferenciado entre dos conceptos: el bienestar emocional, que da cuenta de las sensaciones felices que suceden en el día a día, y la evaluación de la vida, que se refiere al concepto que los participantes tenían de su propio nivel de satisfacción. Para medir el primero, se tuvieron en cuenta sensaciones positivas, como risas y sonrisas frecuentes. Para el segundo, los voluntarios calificaban su vida con una nota del cero al 10. A partir de cierto punto, tener más dinero sólo mejora la evaluación de la vida, pero no incrementa las experiencias positivas que se viven a lo largo del día. Es decir, los encuestados valoraban mejor su felicidad, pero lo cierto es que no reían más, ni pasaban más ratos de disfrute o alegría.
"El dinero es igual a la felicidad por debajo del nivel de subsistencia, pero, por encima de éste, no siempre funciona", explica un divulgador científico del estudio.

Un curioso estudio realizado recientemente afirma que el dinero conlleva a una mayor satisfacción pero no provoca más felicidad. A esta conclusión arribaron algunos investigadores de la Universidad de Liege en Bélgica que se propusieron verificar si es cierto que las personas que viven en casas lujosas, que visitan los mejores restaurantes y que reciben los regalos más caros; se les hace difícil saborear las cosas más simples de la vida. En la investigación tomaron parte 374 personas adultas, de edades entre los 21 y los 89 años, todos trabajadores de la universidad que ocupaban desde los puestos más sencillos relacionados con la limpieza hasta los puestos directivos. Cada persona debió completar un cuestionario donde explicaba cuánto ganaba, cuánto ahorraban, sus actitudes hacia el dinero y su nivel de satisfacción cuando experimentaban emociones como la gratitud, la alegría o la excitación durante las experiencias desafiantes. Los primeros resultados de los cuestionarios mostraron que las personas más ricas también reconocían que disfrutaban menos las emociones de la vida y que el dinero minaba su felicidad. Estos científicos adoptan la teoría según la cual elevadas y continuadas dosis de placer disminuiría la capacidad de degustar los pequeños placeres cotidianos. Así, una vez más la sabiduría popular viene comprobada científicamente: “el dinero no hace la felicidad”; lo cual puede conducir a pensar que la falsa opulencia en la cual se ve inmersa la mayor parte de la sociedad se convierte en un espejo que impide disfrutar de los pequeños y sencillos placeres de la vida.

Creció deuda de las familias a 16,6% de sus ingresos
5/6/2012 elpais.com.uy
El endeudamiento de las familias pasó de representar 10,5% de sus ingresos a fin de 2009 a 16,6% a fin del año pasado, si se toman en cuenta los préstamos con bancos y empresas administradoras de crédito registradas ante el Banco Central Incluyendo la deuda con el Banco Hipotecario, el crédito crece de poco más de 16% en 2009 a un 21,6% del ingreso anual de los hogares a fin del año pasado, según el reporte de Estabilidad Financiera del BCU divulgado ayer. Un dato es que la mayoría del crédito a familias es en pesos. "Con el fin de analizar la evolución del ratio de endeudamiento de las familias y su posible impacto sobre la morosidad bancaria, se comparó el crédito a individuos -consumo y vivienda- con el ingreso disponible de los hogares", indica el informe del BCU. De todas maneras, no señala si los actuales niveles pueden impactar o no en la morosidad. Si se miran las empresas a las que se da crédito, los sectores agropecuario, e industria manufacturera son los más endeudados en proporción a su actividad. El nivel de endeudamiento llegaba al 32% de lo que producen en cada caso a fin de 2011. En el caso del comercio, los créditos vigentes representan el 25% de su producción.

El Consumo Compulsivo y los problemas personales
Según un estudio, una tercera parte de los consumidores adultos europeos tiene problemas de descontrol en la compra o en el gasto. Este estudio realizado en cuatro regiones europeas, aclaró que, a pesar de que la mayoría de los consumidores adultos tienen un nivel aceptable de autocontrol en la compra y el gasto, una tercera parte presenta un nivel alto de adicción al consumo irreflexivo o innecesario. El estudio revelaba que el porcentaje de adicción consumista es ligeramente superior en las mujeres que en los hombres. Entre las principales causas de la adicción al consumo el estudio destacaba las siguientes: Preexistencia de un tipo de personalidad característico que se denomina como "caprichoso". Este término, entendido en sentido coloquial, se correspondería con un carácter con fuertes tendencias hedonistas dirigidas hacia el consumo. Este rasgo, junto con la compulsividad y un nivel relativamente alto de ansiedad en relación con la compra, configuran el perfl psicológico del adicto. La insatisfacción personal y la falta de alicientes o estímulos vitales distintos del consumo. Este sentimiento, típico del adicto al consumo, se relacionaría más con una sensación de tedio o aburrimiento que con un estado propiamente depresivo. Un alto grado de credulidad, falta de actitud crítica y vulnerabilidad hacia los mensajes publicitarios, junto con una mayor exposición a los medios de comunicación en los que estos mensajes son más frecuentes. Los adictos reconocen ver mucha televisión en un porcentaje que implica a los no adictos. La mayor aceptación de cierto tipo de valores e ideas consumistas tales como la creencia de que el prestigio personal, el estatus y la consideración social dependen de las cosas que se pueden comprar. Otro tipo de factores que se relacionarían con la adicción al consumo en los adultos, aunque en forma menos importante que los anteriores, son la baja autoestima, el mayor deseo de estimulación social o de atracción por los lugares donde hay muchas personas y la inseguridad respecto al propio atractivo físico. El estudio puso de manifiesto que las mujeres resultan ser, de forma altamente significativa, mucho más adictas a estímulos de consumo. También se comprobó que las mujeres utilizan más la compra para afrontar situaciones de tristeza, abatimiento o depresión. La población joven se puede decir que constituye uno de los sectores más proclives a la práctica de la adicción consumista debido a la insatisfacción personal, la sensación de aburrimiento.  A esto se le agrega la mayor aceptación de valores consumistas y la vulnerabilidad psicológica hacia los mensajes que relacionan el consumo con la felicidad, el éxito social y el prestigio personal, asi como el bajo nivel de autoestima y la desconfianza hacia las propias aptitudes o habilidades. Aproximadamente el 80% de los jóvenes adictos tenía un nivel de adicción al consumo que se puede considerar patológico.  

La ludopatía no es juego
Frente a las cifras de más de 2 millones de ludópatas en México la escritora Rita Martinez Jáuregui trabaja junto con la Universidad de Barcelona en el diseño de un innovador tratamiento de esta patología que se llama “Revital”, buscando la recuperación de los enfermos. Paradójicamente, se trata de una alternativa a base de un videojuego. Entre las grandes ventajas de este sistema es que es universal, de fácil acceso a través de internet y con la privacidad que buscan los y las ludópatas para escapar de los señalamientos sociales, afirma la autora del libro “Conciencia Cero”, en el que se narra el drama que ella vivió como víctima del juego compulsivo. Rita se permite revelarse públicamente como ludópata para narrar su propia historia: durante 14 años asistió de manera constante a los casinos donde permanecía hasta 14 horas sin interrupción. En el tiempo, la escritora conoció muchas otras historias de hombres y mujeres que en su compulsión por el juego perdieron empresas y familia; manipularon y engañaron; hombres que se metieron a negocios turbios y mujeres que se prostituyeron para seguir alimentando las insaciables máquinas de juego. También en cuestiones de salud pagó cara la adicción: perdió 17 kilos, le resultó una lesión precancerosa, migraña y tuvo un aspecto físico terrible. “A la hora que tú estás sentada frente a la máquina del juego descargas endorfinas, si tienes dolor se te quita y tienes una sensación muy placentera, es como estar drogado con cocaína”, comenta, “está científicamente comprobado, cuando te enganchas a esta sustancia del cerebro que son endorfinas y no vas a jugar empieza el sufrimiento, no es lo que te inyectas, es tu cerebro el que te exige volver a tener esa sensación”. Menciona el factor social-emocional: “La gente va a jugar porque tiene muchos conflictos sin resolver, problemas con los hijos, la pareja, el trabajo, el factor emocional es lo que te sienta, en la vida hay tantas cosas qué hacer como para que te vayas a un casino, la soledad en la gente potencializa necesidad de interactuar con una máquina. La Organización Mundial de la Salud define la ludopatía como una enfermedad progresiva, incurable y mortal. A nivel mundial se posiciona como la adicción número uno en índice de suicidio. Pero el daño se expande, pues por cada jugador compulsivo hay en promedio 20 personas a su alrededor que también sufren daños. El 90 por ciento de los ludópatas acaban con su patrimonio, roban, estafan o se prostituyen. Algunas de las consecuencias de esta adicción son la pérdida de patrimonios, comisión de fraudes y robos, despidos, encarcelamientos, bajo rendimiento laboral y escolar, desintegración familiar, divorcios, estrés, fatiga, trastornos de sueño, problemas gastrointestinales, ataques de pánico, ansiedad y depresión mayor, explica el director del Centro de Tratamiento para el Juego Compulsivo Samadhi.

Los efectos de la ludopatía: Dejaron encerrada en un auto a una niña mientras apostaban
La madre y tía de una menor de 9 años la dejaron encerrada en un auto mientras apostaban en una sala de juegos. Una vez más la ludopatía muestras signos de la miseria humana y las graves consecuencias que genera el juego.
Un niña de 9 años fue encontrada en el interior de un automóvil que estaba estacionado frente a una sala de juegos de la ciudad de Paraná, donde su madre y su tía realizaban sus apuestas. Luego de las actuaciones de rigor de la división Minoridad, la niña fue entregada a sus progenitores. Al realizar las pesquisas, los policías pudieron averiguar que la menor, había sido dejada en el auto por su madre y su tía que se encontraban cerca del lugar. Grande fue la sorpresa de los agentes al conocer que los familiares de la menor que estaba sola en el vehículo y aproximadamente, a las 3 de la mañana, estaban en el interior del casino que tiene el hotel, según indicó el jefe de la Departamental Paraná de Policía. Tras constatar el hecho, el personal policial dio intervención a la División Minoridad que logró localizar a los familiares de la niña mientras realizaban apuestas en la sala de juegos, al tiempo que la niña de 9 años de edad esperaba en el auto. Aparentemente, la niña que forma parte de una familia paranaense, tiene conocimiento de la práctica supuestamente habitual de sus familiares. Finalmente, la menor fue entregada a su madre, luego que esta fuera ubicada en la sala de juegos.

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