Advierten riesgo de anorexia y bulimia por seguir modas
La anorexia consiste en dejar de
comer por miedo a engordar y se caracteriza por dietas rigurosas y actividad
física excesiva que provocan alteraciones emocionales como depresión,
irritabilidad y baja autoestima. La anorexia y la bulimia en el país son
consecuencia de una vanidad excesiva de moda entre jóvenes de 15 a 23 años,
quienes siguen estereotipos impuestos por artistas o modelos sin pensar en lo
que significan esos padecimientos, señaló el director del Hospital General de
México, Francisco Navarro Reynoso. Detalló que a nivel físico los varones
manifiestan impotencia o eyaculación precoz, mientras que las mujeres sufren
problemas hormonales y trastornos menstruales. En tanto, la bulimia consiste en
ingerir grandes cantidades de alimento seguido de la provocación de vómito,
también en el uso de laxantes, lo que ocasiona disminución de los nutrientes
como el potasio y el hierro, situación que podría derivar en anemia severa,
expuso en un comunicado. Advirtió que la bulimia es más difícil de detectar
debido a que los jóvenes se esconden para vomitar, por lo que recomendó estar
al pendiente y observar después la frecuencia con que acuden al sanitario
después de cada alimento. "Un adolescente puede comer de forma
normal, pero van al baño a vomitar para evitar que el alimento llegue al
estómago, los padres también pueden descubrir laxantes entre sus objetos
personales", puntualizó. De acuerdo con Navarro Reynoso, el tratamiento de
esos pacientes es multidisciplinario, ya que la falta de alimentos puede dañar
varios órganos, acompañado con tratamiento psiquiátrico para lograr una
adecuada recuperación.
Estadísticas del Bullying
La violencia entre estudiantes
constituye un problema grave en toda América Latina, tanto por su magnitud como
por sus consecuencias académicas. Esta es una de las principales conclusiones
del trabajo de la UNESCO, desarrollado entre 2009 y 2011. Según se desprende
del trabajo, publicado recientemente en la Revista CEPAL de la Comisión
Económica para América Latina, el 51,1% de los estudiantes de sexto grado de
educación primaria de los 16 países latinoamericanos examinados dicen haber
sido víctimas de insultos, amenazas, golpes o robos (bullying) por parte de sus
compañeros de escuela durante el mes anterior al que se recogieron los datos.
La agresión más frecuente fue el robo (39,4%), seguida de la violencia verbal
(26,6%) y la violencia física (16,5%). El estudio constata además que los niños
y niñas víctimas de bullying logran un desempeño en lectura y matemáticas
significativamente inferior al de quienes no sufren este maltrato. Asimismo, en
las aulas que registran más casos de violencia física o verbal, los alumnos
muestran peores desempeños que en aquellas con menores episodios de maltrato
entre pares. En términos de insultos o amenazas, Argentina es el país que
muestra las cifras más altas. Detrás figuran Perú, Costa Rica y Uruguay, donde
más del 30% de los alumnos afirman haber sido maltratados verbalmente por algún
compañero.
Un adolescente de tan solo 14
años de edad es encontrado muerto en las afueras de su casa, había posteado
mensaje a Lady Gaga. Según reporta el Daily Mail, las investigaciones apuntan a
que Jamey Rodemeyer de Buffalo cometió suicidio cansado de ser víctima de las
burlas de sus compañeros de escuela. Al parecer el joven manifestó en las redes
sociales su tristeza por las veces que fue molestado y tildado de homosexual en
su centro educativo, la familia y amigos confirman que el suicidio era un tema
que tocaba con frecuencia. Jamey posteó algunas líricas de Lady Gaga como un
gesto de agradecimiento. No es el primer caso de suicidio en adolescentes que
se registra por ser víctimas del bullying, lo triste del caso es que los
familiares estaban al tanto de los problemas que vivía Jamey en la escuela pero
no pudieron captar a tiempo cuan desesperado estaba. Es importante que los
padres estén al tanto de lo que ocurre con los hijos fuera de casa, los niños y
los adolescentes son las víctimas más frágiles de este tipo de acoso social.
Son tiempos en que las redes sociales se han convertido en un vehículo de
manifestación para los muchachos, allí se expresan y liberan sus sentimientos,
pero a la vez son una especie de arma de doble filo porque las víctimas se
exponen a recibir amenazas y burlas de gente que se escuda en el anonimato.
Muchas veces el mensaje que lleva una serie de tv, un artista, un deportista
llega más rápido a los niños con problemas de identidad sexual, de sobrepeso,
personalidad, etc. Es importante un trabajo conjunto, pero sobre todo hacerles
sentir a los hijos que hay confianza suficiente para que cuenten sus problemas
y si es posible buscar de inmediato ayuda profesional.
Suicidio en la adolescencia
La problemática del suicidio
tiene importante incidencia entre los jóvenes, observándose a la vez una
disminución en la edad de los sujetos para las tentativas de suicidio. El
suicidio es una de las causas de muerte más frecuente a nivel mundial, con
especial incidencia entre la población adolescente. Según datos estadísticos de
la OMS se estima que 1100 personas se suicidan cada día. En Europa y América
del Norte el suicidio figura entre las 5 y 10 principales causas de muerte. En
el Uruguay, según las últimas mediciones, se estima en 1,49 suicidios
consumados por día y entre 10 y 15 intentos diarios de auto eliminación. El
acontecimiento del suicidio y el parasuicidio adquiere características
particulares en la etapa de la adolescencia y por extensión se mantienen
durante el período que llamamos primera juventud. Este período lo establecemos
entre los diecisiete y los veintidós años. La adolescencia proporciona perfiles
particulares para la construcción de ecuaciones conductuales de riesgo suicida,
quizás como ninguna otra etapa en la vida de la persona. La conjugación de una
corta experiencia de vida, la presión social que los empuja a crecer,
poniéndole cada vez más responsabilidades a su paso, sumado al temor ante sus
propias capacidades y la generación de una imagen ante sus pares, establecen un
amplio menú de variables que pueden facilitar el acontecimiento suicida. Muchas
veces la inseguridad que siente en el seno familiar, se conjuga con la
inseguridad en su propia persona, la que, al ir generando nuevas pautas de
vida, no le otorgan garantías de éxito o acierto, reforzando los temores hacia
el rechazo y el fracaso. A estos temores, si la conflictiva familiar es grave,
se le suma el miedo al abandono y la soledad. Lo que el joven crea de sí mismo,
marcará la diferencia ante los problemas, desafíos y decisiones que deba
afrontar, haciendo la diferencia esencial a la hora del manejo o no de
ideaciones de auto eliminación. Entre los adolescentes la conclusión suicida
suele tener características más de tipo impulsivas que planificadas. En la
adolescencia los pensamientos relacionados al fracaso para adaptarse, los lleva
conjuntamente con la despreocupación imprudente de su seguridad, a pensamientos
tales como “ no sirvo para nada y para nadie”, “nunca lograré nada en esta vida
porque no soy parte de ella”, “los demás no me entienden por más que haga lo
que haga”, “la vida es así y nadie sirve para nada”, “todo es una porquería, así
que yo no puedo ser un estúpido para que me pasen por encima”, “no hay nada que
hacer, todo es así y seguirá de la misma forma porque a nadie le conviene
cambiar nada”. El mecanismo de ansiedad-miedo, los eventos estresantes donde
ellos mismos se involucran, el abuso de sustancias y los cambios de estado de
ánimo repentinos; la euforia que los estimula para cometer actos trasgresores,
facilita la aparición de ideaciones suicidas recurrentes.
Sintomas respecto a potencial suicida
Hemos podido detectar, según
estudios realizados la dificultad que jóvenes presentan para descubrir los
pensamientos automáticos que surgen en ellos y la vivencia, por parte de estos
de no poseer ningún tipo de control de sus emociones. Esto es causante de
sentimientos de ansiedad, debido a mensajes específicos, que parecen
taquigrafiados compuestos por pocas palabras y esenciales. En algunos casos la
recurrencia de una sola palabra o imagen que el joven siente que entra en su
cabeza, como ellos mismos manifiestan y no pueden desprenderse de ella. Estos
pensamientos que el joven vive como espontáneos, entran en él de golpe, en
forma impetuosa. Los jóvenes generalmente verbalizan esta sensación como
localizada en el estómago, un dolor “raro”, conjuntamente con una imagen de
vacío y oscuridad. El deseo, por parte del joven en ese instante es
desprenderse de ese dolor, mediante algo rápido que desplace esos pensamientos
perturbadores. En algunas oportunidades, cuando se les pide que visualicen la
imagen, comentan que los “fantasmas”, haciendo referencia a los pensamientos
automáticos; no le permiten elegir en ese momento que pensar. Perciben este
mecanismo, como alguien o algo que en forma externa a ellos dirige esos
“misiles”, sin posibilidad de ser desviados. El estrés que significa la
sensación reiterada de no tener control sobre este mecanismo, trae consigo la
sensación de estar dominado y no tener ni deseos ni motivaciones propias. El
joven desea hablar, tener un tiempo para expresarse, debido a que en ese tiempo
puede lograr no sentir lo desagradable de la sensación de temor, vacío e ira. Para
salir o evitar esta situación, generalmente cae en un episodio depresivo que a
su vez genera nuevas sensaciones desagradables que para salir de ella,
encuentra el camino del alcohol, la droga, etc. Sienten que no pueden funcionar
ni solos ni acompañados. Surgen los comportamientos autodestructivos como forma
de salida de este estado que vivencian de dominio. Se muestran como si no
disfrutaran de nada, menos aún de las cosas sencillas. No se permiten reconocer
que pueden estar equivocados en los más mínimo y son altamente autodestructivos
en cuanto a cómo se juzgan a así mismo, no en una actitud “pobre de mí”, sino
orientada hacia posturas de mayor auto agresividad. Existe una importante necesidad
de adjudicarse culpas. Se atormentan continuamente con la vida propia,
complicando los pequeños detalles y con la vida ajena siendo jueces
implacables, haciendo continuas personalizaciones con tendencia narcisista auto
flagelante. No pueden estar solos consigo mismo, tratan continuamente de
evitarse y de evitar cualquier acercamiento de otra persona, especialmente si
existe algún tipo de lazo afectivo. Actúan muchas veces como “efecto resorte”,
impulsándose frenéticamente hacia el lado contrario ante cualquier aproximación
física que pueda ser interpretada como afectiva. En este momento comienza a
configurarse la ideación suicida que, quizá no nueva, perteneció a su bagaje
cognitivo algunas veces como juego, como una fantasía manipulativa e incluso no
pocas veces como un “dicho”, “una forma de hablar”, por ejemplo frases como “me
quise morir” “Si me pasa eso me muero”, “Antes de vivir tal cosa prefiero
morirme”. El juego fantasioso con la muerte comienza a crecer como alternativa,
participando luego en la conclusión de lo que ha dado en llamarse “la trilogía
del suicida”. Las pautas que la integran son : a) la visión negativa de sí
mismo, b) la visión o interpretación negativa del ambiente y c) la visión
negativa del futuro. Cuando estos tres elementos se dan conjuntamente y con
intensidad, estamos ante una configuración suicida. En la motivación del joven no aparece la
intención de matarse sino fundamentalmente la de “terminar” con el problema,
“me mato y termino con todo”, “desaparezco y termina todo”, etc..
Nuevas drogas: las socioadicciones
En nuestra sociedad está
emergiendo este nuevo tipo de adicción que no es más que el producto de la
generalización en el uso de las tecnologías de la comunicación y de la
información y aunque fueron diseñadas para cumplir ciertas funciones, afectan a
la voluntad de control facilitando la conducta adictiva y pueden llegar a
interferir de manera negativa en la vida personal y social del sujeto que la
padece. Chatear por internet, “engancharse” a los videojuegos o enviar mensajes
SMS son consideradas como simple distracciones o simples actividades de ocio
con las que relacionarse y comunicarse que pueden derivar en adicción. Todas
las personas pueden verse afectadas por una socioadicción, aunque se ha
detectado una mayor vulnerabilidad o predisposición en momentos difíciles de la
vida, momentos de crisis, de inestabilidad emocional, laboral o profesional y
delante de la presencia de cuadros psicopatológicos como la depresión,
alteraciones emocionales, alteraciones de la imagen corporal, trastornos de la
personalidad, ansiedad, etc. Otras características individuales que predisponen a padecer estos
trastornos son las situaciones de soledad, la inmadurez, las personalidades
inestables, la baja autoestima y una situación de inadaptación social o
familiar. Existen además unos factores ambientales que también predisponen a desarrollar
estas adicciones sociales: el aprendizaje de modelos de conducta en la familia
o en los compañeros, el acceso a la actividad relacionada con la adicción, la
frecuencia con la que se realiza y el propio potencial adictivo del objeto de
la adicción. Francisco Alonso-Fernández, presidente de la Asociación Europea de Psiquiatría Social, señala que
los problemas aparecen cuando “existe una absoluta necesidad de desarrollar esa
actividad y se experimenta ansiedad si no se lleva a cabo”. Otros cambios que
se dan en la conducta de la persona que padece algún tipo de socioadicción : la
tendencia a aislarse socialmente, el abandono de las actividades habituales que
impliquen relacionarse socialmente, la irritabilidad y agresividad si no se
puede dar la conducta adictiva y la falta de control delante de la misma. El
mismo autor, indica que son trastornos que acostumbran a permanecer camuflados
durante largo tiempo, incluso para el propio paciente y acostumbran a tener
frecuentes recaídas.