martes, 30 de octubre de 2012

Resiliencia



Frases

“Haced lo que teméis y el temor morirá”. Jiddu Krishnamurti.

“El hombre que se levanta es aún más fuerte que el que no ha caído”. Víktor Frankl

“Los pilotos hábiles consiguen su reputación en las tormentas y las tempestades” Epicuro

“No puede impedirse el viento, pero pueden construirse molinos”.
Proverbio Holandés

El poder de la resiliencia
http://www.lanacion.com.ar/1354898-el-poder-de-la-resiliencia
Se puede andar por la vida más liviano sabiendo que existe la posibilidad de superar, incluso, hasta el evento más doloroso. Más allá de las circunstancias traumáticas a las que podemos llegar a estar expuestos por el solo hecho de ser mortales, cada día el mundo nos expone sin red a situaciones poco deseables, pero es posible sobrevivirlas. Los 33 mineros fueron rescatados después de haber sobrevivido 70 días bajo tierra. Más allá del plan de rescate, sus fortalezas y capacidades individuales les permitieron estar vivos para subirse a la cápsula que los devolvió a la superficie. "El término resilient se introdujo oportunamente al idioma inglés y, en el ámbito de la física, alude a la capacidad que tienen algunos metales de recuperar su estructura luego de una deformación". Así como los metales más rígidos, el hombre tiene la posibilidad de recuperar su estado, aunque, claro está, algo habrá cambiado. Pocos podrán volver a la versión original. Nuestra vida suele ser una sucesión de adaptaciones producto de cada experiencia. Una situación traumática modifica la vida de una persona, pero, con el mayor de los respetos que merece cada dolor, es importante que podamos destacar esta idea de que siempre hay tiempo para reconstruir y salir fortalecido. Las personas suelen resistir los embates de la vida con insospechada fortaleza.  A muchos puede sorprender este dato: "La mayoría de la gente que sufre una pérdida irreparable no se deprime", certifica la psiquiatra, para quien "el ser humano tiene una gran capacidad para encontrar sentido a las experiencias más terribles". Es que no se trata de minimizar el dolor de las experiencias traumáticas, sino de entender que hay otras formas de curar las heridas. Así como es bueno saber que la resiliencia está ahí, esperando activarse ante un episodio doloroso, es bueno tener en claro que hay salvavidas, redes de contención y apoyo, para salir a flote y volver a empezar.

Resiliencia, un recurso para la salud
http://www.sld.cu/saludvida/psicologia/temas.php?idv=6076
En los últimos años ha prevalecido, la comprensión del papel de los factores psicológicos y sociales en el proceso salud enfermedad, una óptica más optimista. De esta manera, el concepto de resiliencia desafía concepciones fatalistas precedentes como que las adversidades tienen necesariamente efectos devastadores sobre las personas, y que quienes logran vencerlas salen lacerados, endurecidos, resentidos y desconfiados por el amargo episodio pasado, lo que les impedirá en el futuro ser personas que confíen.  Es cierto que las grandes adversidades, que las personas ni desearon ni provocaron intencionalmente, lastiman y laceran al ser humano. A nadie le causa alegría y satisfacción tener una enfermedad crónica invalidante o con riesgo para la vida, perder todos sus bienes en un desastre natural, romper con una pareja con la que se habían hecho importantes proyectos de vida o perder –por enfermedad, emigración o cualquier otra razón– a un ser querido. Pero todos estos, y otros más, son episodios que inevitablemente ocurren en la vida de cualquier persona común y corriente, aunque ninguna lo desee. Humanamente, todo el que ha estado expuesto a este tipo de acontecimientos ha pagado una alta dosis de sufrimiento, malestar, tristeza o angustia, si no ¡no fuera humano! Por ello, al hablar de ser resiliente no se les pide a las personas una desimplicación emocional, por el contrario, se les “legaliza” la expresión de los lógicos sentimientos que acompañan a las situaciones dolorosas.  Sencillamente se les está convocando a ¡seguir viviendo! y no a seguir simplemente existiendo, como si el mundo hubiese cesado de girar. No es tarea simple ser resiliente, pero es válido intentarlo no sólo por el bienestar propio, sino también por el de aquellos que nos rodean.

La fe y la oración, marcaron el rescate de los 33 mineros de Chile
http://www.arcauniversal.com.ar/la-fe-y-la-oracion-marcaron-el-rescate-de-los-33-mineros-de-chile
El 13 de octubre del 2010, los ojos de miles de personas del mundo entero estaban observando únicamente a Chile. Por la TV, todos seguían atentos el dramático rescate de los 33 mineros que quedaron enterrados durante 69 días, en la mina San José, en el desierto de Atacama, 700 metros bajo tierra.
Algunos de los hechos que marcaron el detrás de escena de esta historia, ignorados por la gran prensa, se describen en un libro lanzado recientemente. Se trata de los relatos personales del pastor Carlos Parra Díaz , elegido como capellán del “Campamento Esperanza” – que le da nombre a la obra –, movimiento que ofreció apoyo espiritual a las familias de los trabajadores enterrados. “Es difícil negar que la oración, la fe y  la intervención divina ejercieron un papel tan importante en la supervivencia y salvataje de los 33 mineros enterrados, como la extraordinaria habilidad científica de los técnicos y la implacable determinación de los equipos de rescate”, destaca el pastor.
Él afirma que aunque el drama repercutió en los periódicos del mundo entero y haya llegado a ser seguido por billones de personas en todo el planeta, pocos tuvieron el privilegio de ver los pequeños y los grandes milagros de esta historia – como el hecho de que hubiera una roca favorablemente posicionada en el camino para el equipo de perforación. “Muchas personas no se limitaban a seguir las noticias; siguieron el día a día, también orando. Y sus oraciones fueron escuchadas. Finalmente, los 33 mineros emergieron de la profundidad de la mina de San José y sus testimonios no dejaron dudas de que había alguien más entre ellos – una presencia divina”, señala Díaz. Durante los días que estuvo ofreciendo acompañamiento espiritual a las familias de los mineros, el pastor consiguió un permiso para ayudar a los hombres enterrados para que no perdieran la fe, enviando una Biblia Sagrada para cada uno, como parte del kit de sobrevivencia.
Uno de los mineros rescatados, después de haber restablecido el contacto con la superficie, pero antes que fuera sacado definitivamente, declaró: “Aquí somos 34, porque Dios nunca nos abandonó.”

La tragedia de los Andes: Un milagro de fe y de coraje
http://www.interrogantes.net/La-tragedia-de-los-Andes-Un-milagro-de-fe-y-de-coraje/menu-id-23.html
Fernando Parrado es uno de los 16 supervivientes de la tragedia aérea de los Andes que se produjo hace ahora treinta años, en octubre de 1972. Nando –como se le conoce comúnmente–, vivió una de las tragedias aéreas más famosas de la historia: la caída de un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya sobre las montañas de los Andes, entre Argentina y Chile, en octubre de 1972. Llevaba a los jugadores del "Old Christians" –un equipo de rugby de un colegio de Montevideo– a un partido en Santiago de Chile. Nando era uno de ellos, y había invitado a su madre y a su hermana menor a que viajaran con él. Después de pasar una noche en Mendoza (Argentina) –no cruzaron los Andes en el momento previsto a causa de las condiciones meteorológicas desfavorables–, el avión emprendió camino al día siguiente temprano. Pero el piloto no calculó bien su posición, y el avión se estrelló, dejando la cola por un lado, las alas por otro, y el resto fuselaje en un valle de nieve y piedra, desde donde se veían solamente los picos nevados de las montañas que rodeaban el lugar del accidente. Durante 72 días tuvieron que luchar contra temperaturas que por la noche bajaban de los 40 grados bajo cero, contra el hambre y la sed, contra el hacinamiento y también contra un hastío y un aburrimiento mortal, en la cima de una de las montañas más altas e inhóspitas del mundo. Lograron sobrevivir con todas las probabilidades jugando en su contra. Y en gran medida lo lograron gracias a que dos de ellos se jugaron la vida escalando montañas que hasta los alpinistas profesionales consideran una proeza. Sin equipo, sin fuerzas, sin alimentos –salvo la carne humana que llevaban en un improvisado maletín, la única fuente de alimento durante todos esos días en la montaña– y con muy poca protección contra el frío, esos dos jóvenes de 21 años emprendieron una travesía de diez días hasta lograr contactar con otros seres humanos. Gracias a ellos se pudo rescatar a los otros 14 supervivientes que habían quedado esperando arriba, en lo que se conoce como el Valle de las Lágrimas. El Valle sigue ahora igual que hace 40 años, salvo por una pequeña cruz de hierro que se levanta sobre un improvisado altar de piedra bajo el cual están enterradas algunas de las personas que no sobrevivieron al accidente. "Una de las lecciones que aprendí tuvo que ver, sobre todo, con la toma de decisiones", dice Nando. Aprendió que aunque las decisiones tomadas democráticamente funcionan, llega un momento en que alguien tiene que liderar, porque no siempre es fácil poner de acuerdo a un grupo de personas sobre la forma de actuar. "No siempre el que está apuntado como líder es realmente líder. Cada uno es líder por sus acciones, y allí, con el tiempo, los líderes fueron cambiando por sus acciones. "El objetivo nuestro era sobrevivir… todo el instinto, toda la fuerza, la inteligencia, el trabajo en equipo, se puso en un solo objetivo: salir de ahí por nosotros mismos, porque oímos por la radio que nadie nos iba a rescatar. En mi caso, sabía que tenía que conservar mis energías hasta el verano (el avión se estrelló en octubre, en pleno invierno en el hemisferio sur) porque no podíamos intentar salir de ahí antes por el frío, pues te hundes en la nieve hasta la cintura. Yo decía: si me pongo triste y lloro, voy a perder sal por mis lágrimas. O sea, no puedo permitirme el lujo de perder esa energía".

Testimonios de la vivencia en la montaña
Roberto Canessa: –¿Has tenido pesadillas después de esto?
–Nunca las tuve. El problema se superó en la montaña. El verdadero problema es el temor a la muerte, poder convivir con la muerte, ver muertos continuamente. Piensas que tú, que estás vivo, te estás sirviendo de otro que está muerto. Es decir, que si somos iguales, pero yo estoy vivo y el otro está muerto, mañana quizás yo esté igual que él. Ese temor a la muerte, como a algo desconocido, es lo que aterra a la gente. –¿Y a ti? –Estábamos tan acostumbrados a la idea de morirnos que no teníamos ese problema. Te acostumbras a tenerla tan vecina que lo inexplicable pasa a ser otra cosa. La montaña siempre estuvo allí. Ella me dejó salir. Con eso estoy contento. Allá arriba me preguntaba continuamente: "Pucha, ¿cómo voy a poder salir de acá?" y siempre me respondía a mí mismo: "Tengo a Dios, que es mi amigo, y él es el dueño de la montaña".
Fernando Parrado: –¿Qué descubrió a partir del milagro de los Andes?
–Siempre digo que allá arriba tomé la decisión más importante de mi vida en treinta segundos. Estábamos en la expedición con Roberto Canessa, desde hacía días caminábamos para tratar de llegar a algún lado pero lo único que veíamos era nieve y montañas. Todo el tiempo, nieve y montañas cada vez más altas. En una de las escaladas llegamos hasta una cumbre convencidos de que del otro lado encontraríamos algo que no fuera blanco, esperábamos ver algo que nos diera una mínima esperanza. Subimos hasta lo más alto, levantamos la cabeza y en lugar de ver un valle verde, nos dimos cuenta de que seguíamos en el medio de la nada. Para donde miráramos había nieve y picos de montañas. En ese momento yo elegí cómo morir, me paré frente a Roberto y le dije: "O nos quedamos acá y nos morimos mirándonos a los ojos, o nos morirnos caminando. Yo quiero morirme luchando". Y por eso seguimos caminando, y por eso nos salvamos. Esa fue la decisión más importante que tomé en mi vida: cómo morir.
–O cómo vivir... –Es verdad, ese día decidí cómo vivir.

Los beneficios de la adversidad 
Tomado de “El lado positivo del fracaso” Jhon Maxwell
La sicóloga Dra. Joyce Brothers afirma: «La persona interesada en triunfar tiene que  aprender a ver el fracaso como una parte saludable e inevitable del proceso de llegar a la  cumbre». La adversidad y el fracaso que a menudo vienen como consecuencia, son cosas  que deben esperarse que ocurran en el proceso de alcanzar el éxito y deberían tomarse  como partes absolutamente críticas de este. Realmente, los beneficios de la adversidad son  muchos.  1. La adversidad crea resistencia: Nada en la vida alimenta más la resistencia como la adversidad y el fracaso. Un estudio escrito en la revista Time  a mediados de los años ochenta describe la increíble resistencia de  un grupo de personas que perdieron sus trabajos tres veces por el cierre de las plantas. Los  sicólogos esperaban que se desalentaran, pero al contrario,  se veían sorprendentemente  optimistas. Su adversidad había desarrollado en ellos una ventaja. Debido a que ya habían perdido un trabajo y habían encontrado uno  nuevo a lo menos dos veces, estaban mejor  preparados para manejar la adversidad que otros que habían trabajado solo para una compañía y ahora eran despedidos. 2. La adversidad desarrolla madurez 
La adversidad puede hacer de usted a alguien mejor si no deja que lo amargue. ¿Por qué? Porque la adversidad promueve sabiduría y madurez. Si el mundo sigue cambiando a un ritmo cada vez más rápido, la madurez con  flexibilidad llegará a ser algo muy importante. Los problemas que enfrentamos y sobre los cuales vencemos preparan nuestros corazones para dificultades futuras. Mientras una persona no aprenda por experiencia que puede sobrevivir a la adversidad,  no querrá ir contra la tradición, ampliar  el marco del rendimiento de la organización o  desafiar sus límites físicos. El fracaso impulsa a una persona a reconsiderar el status quo.  La adversidad provee mayores oportunidades  Yo creo que eliminando los problemas se  limita nuestro potencial. La adversidad lleva a la innovación. La capacidad de innovar está en el corazón de la creatividad, un componente vital para  el éxito. La persona común y corriente comete un error y automáticamente piensa que es un  fracaso. Pero algunas de las grandes historias de éxitos pueden encontrarse en los  beneficios inesperados de los  errores. Por ejemplo, muchos están familiarizados con la  historia de Edison y el fonógrafo. Él lo descubrió mientras trataba de inventar algo  completamente diferente. ¿Pero sabía usted que las hojuelas de maíz (Corn Flakes de  Kellogg) fue el resultado de que a alguien se le  quedó una olla con maíz hirviendo toda la noche? ¿O que el jabón Ivory flota porque una cantidad de él se dejó en la mezcla por demasiado tiempo lo que significó que absorbió un volumen de aire fuera de lo común? ¿O que las toallas de papel Scott nacieron cuando una máquina de papel higiénico puso demasiadas hojas de papel juntas?  La adversidad motiva   Si usted puede superar las circunstancias negativas que debe enfrentar, podrá descubrir sus beneficios. Esto es así en casi todos los casos. Usted simplemente tiene que estar  dispuesto a esperarlos, y no tomar la  adversidad en forma tan personal.

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