Frases
“La realidad no debe ser más que
un telón de fondo”. Oscar Wilde
“Cuando anhelamos una vida sin
dificultades, recuérdanos que los robles crecen con fuerza con vientos en
contra y que los diamantes nacen bajo presión”. Peter Marshall
“El pesimista se queja del
viento. El optimista espera a que cambie. El realista ajusta las velas al
viento” Anonimo
Definición de paciencia, RAE :
http://lema.rae.es/drae/?val=paciencia%20
1. Capacidad de padecer o
soportar algo sin alterarse.
2. Capacidad para hacer cosas
pesadas o minuciosas.
3. Facultad de saber esperar
cuando algo se desea mucho.
4. Lentitud para hacer algo.
¿Que es la paciencia?
http://www.definicionabc.com/general/paciencia.php
La paciencia es la virtud de
mantener la calma ante la adversidad y los momentos de necesidad. Es importante
destacar que es diferente de la pasividad frente al dolor; por el contrario, la
paciencia mantiene la calma para encontrar las soluciones a los momentos
difíciles, o por lo menos, para evitar que estos sean peores. La existencia
humana conlleva pruebas y desafíos que afectan negativamente la salud, la
estabilidad económica, las relaciones afectivas, etc. Ante estas circunstancias
se presentan varias respuestas por parte del sujeto; estas pueden agruparse
entre actitudes positivas y negativas; las primeras resuelven los problemas,
los atenúan o al menos evitan empeorarlos cuando carecen de solución; las
segundas, por el contrario, sumen a la persona en el derrotismo, en el enojo
infecundo que se opone inútilmente a sus semejantes y en el empeoramiento de
los problemas. El primer camino para tomar las mejores decisiones suele
comenzar por la paciencia.
Como enseñar a los hijos a ser pacientes
http://www.ilustrados.com/tema/13176/Como-ensenar-hijos-pacientes.html
Ser padre es definitivamente una
forma de poner a prueba la paciencia de cualquiera. De hecho, la paciencia es
una habilidad que se desarrolla con el tiempo, aunque algunas personas no
parezcan haber nacido con ella. Pero la
paciencia no sólo la pierden los padres. Hoy en día, los niños disponen de
tantas formas de auto gratificación inmediata, como ganar en un videojuego
haciendo trampas, que puede resultarles mucho más difícil conservar la
paciencia. Con esto están asociadas determinadas alteraciones en el
comportamiento que cada vez abundan más en las consultas de psicopedagogía como
son el Trastorno Negativista Desafiante o los Trastornos de Conducta. Por ello,
los padres no sólo deben ayudar a los hijos a ser pacientes, predicando con el
ejemplo, sino que deben incorporar estrategias pedagógicas a los momentos que
pasen con sus hijos para contrarrestar los mensajes de “si lo quieres, lo
tienes ya mismo” a los que los niños están expuestos a través de la sociedad y
los medios de comunicación. Cosas que ayudan a que los niños aprendan a ser
pacientes:
- Juega con él a juegos de mesa:
esto le enseñará a esperar hasta que llegue su turno, aceptar las reglas del
juego y admitir la derrota cuando ésta se presente.
- Cuando se vaya a la cama, léele
libros gruesos e historias largas, dejando para la noche siguiente “el
continuará”: no cedas a sus súplicas para conocer el final en la misma noche y
le estarás ayudando a desarrollar el compromiso con la tarea.
- Enséñale a plantar un árbol o
cuidar de una flor. Involucrándolo en este tipo de actividades, aprenderá a ser
paciente hasta que vea los resultados de su trabajo y a superar con más
facilidad las pequeñas frustraciones de la vida diaria.
Como dice el dicho, la paciencia
es un arte, y uno poco fácil de desarrollar. Sin embargo, cuando se consigue,
tiene muchas ventajas añadidas: las tareas que uno emprende le salen mejor, las
situaciones se afrontan de forma más equilibrada y se aprende más en el camino.
Aceptación o resignación, opciones distintas
http://suite101.net/article/aceptacion-o-resignacion-opciones-distintas-a33629
Paciencia suele confundirse con
resignación, cuando, en realidad, significa aceptación de la situación. Y
aceptar es poder actuar. En una situación tensa o cuando surgen complicaciones
en nuestra vida, la paciencia es un buen consejo y una buena consejera. Pero
paciencia no es la resignación del vencido o del conformista, que cree que no
tiene opciones de seguir actuando o peleando por lo que deseaba. La paciencia
es necesaria, porque nos da ese margen que nuestra mente, nuestro espíritu o,
incluso, nuestro cuerpo, necesitan para aclimatarse a la situación que nos
sobresalta. Dejar que “las cosas se enfríen” es un método preciso para poder
pensar con claridad y actuar en consecuencia. Cuando sufrimos una difícil
situación, todo se altera en nuestro organismo. Aceptación es admitir que lo
que ha ocurrido, por desagradable que nos pueda parecer, es real. Ahora bien,
siempre, en cualquier desgracia, disputa, contratiempo o conflicto, hay algo
que aprender y algo que hacer. No es necesario resignarse, sino aceptar lo ineludible.
La resignación es derrotista, pesimista y sometedora. La aceptación, por el
contrario, nos lleva a la serenidad y la sensatez. La apatía no debe
confundirse tampoco con la aceptación, exteriormente pasiva, de quien acaba de
sufrir un duro trance. Como hemos dicho, una cosa es estar en proceso de
recuperarse anímica y físicamente, y otra muy distinta es dejarse caer en la
desesperanza y el propio abandono.
Tomado de “Cuando lo que Dios hace no tiene sentido”
Autor:
Dr James Dobson
En mi trabajo aconsejando a
familias que están experimentando distintas pruebas, desde enfermedades y
muerte hasta conflictos matrimoniales y rebelión de sus hijos adolescentes,
algo muy común que he encontrado es que quienes tienen esas clases de crisis se
sienten muy frustrados con Dios. Esto es cierto, muy en particular, cuando
suceden cosas que parecen absurdas e inconsecuentes con lo que se les ha
enseñado o han entendido. Luego, si el Señor no les rescata de las
circunstancias en que están enredados, rápidamente su frustración se deteriora,
convirtiéndose en ira y una sensación de haber sido abandonados. Finalmente,
surge la desilusión, y el espíritu comienza a marchitarse. Esto puede aún
ocurrirle a niños muy pequeños, quienes son vulnerables a sentirse rechazados
por Dios. La deducción lógica de un niño es: "Si Dios es todopoderoso y lo
sabe todo, por qué dejó que algo tan terrible me ocurriera. Debe odiarme".
Lamentablemente, muchos otros creen la misma mentira satánica. Tarde o
temprano, la mayoría de nosotros llegaremos a encontrarnos en una situación en
la que pareciera que Dios ha perdido el control, o el interés, en lo que está
sucediendo. Lo curioso del caso es que no son el dolor y el sufrimiento los que
causan el mayor daño. La confusión es el factor que hace trizas la fe. El
espíritu humano es capaz de resistir una enorme cantidad de aflicciones,
incluso el encontrarse ante la perspectiva de la muerte, si las circunstancias
tienen sentido. Es la ausencia de significado lo que hace que su situación sea
intolerable. Al encontrarse en esa condición, su depresión causada por una
enfermedad inesperada o la trágica muerte de un ser querido, realmente puede
ser más intensa que la experimentada por el incrédulo que ni esperaba ni
recibió nada. No es raro el escuchar a un cristiano, que se siente confundido,
expresar enorme inquietud, ira o incluso blasfemias. Este individuo confuso es
como una niñita a la que su padre divorciado le ha dicho que va a ir a verla.
Cuando su padre no lo hace, ella sufre mucho más que si él nunca se lo hubiera
dicho. La palabra clave, en relación con esto, es ilusión. Son ellas las que
preparan el camino para que suframos una desilusión. A veces el escoge
explicarnos lo que ha hecho en nuestras vidas. Pero en otras ocasiones, cuando
nada de lo que nos sucede tiene sentido, cuando pensamos que las experiencias
que estamos teniendo "no son justas", cuando nos sentimos totalmente
solos en la Sala de Espera de Dios, él simplemente nos dice: "¡Confía en
mí!"
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