martes, 30 de octubre de 2012

Cuando lo que Dios hace no tiene sentido



Frases

“La realidad no debe ser más que un telón de fondo”. Oscar Wilde

“Cuando anhelamos una vida sin dificultades, recuérdanos que los robles crecen con fuerza con vientos en contra y que los diamantes nacen bajo presión”. Peter Marshall

“El pesimista se queja del viento. El optimista espera a que cambie. El realista ajusta las velas al viento” Anonimo

Definición de paciencia, RAE :
http://lema.rae.es/drae/?val=paciencia%20
1. Capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse.
2. Capacidad para hacer cosas pesadas o minuciosas.
3. Facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho.
4. Lentitud para hacer algo.

¿Que es la paciencia?
http://www.definicionabc.com/general/paciencia.php
La paciencia es la virtud de mantener la calma ante la adversidad y los momentos de necesidad. Es importante destacar que es diferente de la pasividad frente al dolor; por el contrario, la paciencia mantiene la calma para encontrar las soluciones a los momentos difíciles, o por lo menos, para evitar que estos sean peores. La existencia humana conlleva pruebas y desafíos que afectan negativamente la salud, la estabilidad económica, las relaciones afectivas, etc. Ante estas circunstancias se presentan varias respuestas por parte del sujeto; estas pueden agruparse entre actitudes positivas y negativas; las primeras resuelven los problemas, los atenúan o al menos evitan empeorarlos cuando carecen de solución; las segundas, por el contrario, sumen a la persona en el derrotismo, en el enojo infecundo que se opone inútilmente a sus semejantes y en el empeoramiento de los problemas. El primer camino para tomar las mejores decisiones suele comenzar por la paciencia.

Como enseñar a los hijos a ser pacientes
http://www.ilustrados.com/tema/13176/Como-ensenar-hijos-pacientes.html
Ser padre es definitivamente una forma de poner a prueba la paciencia de cualquiera. De hecho, la paciencia es una habilidad que se desarrolla con el tiempo, aunque algunas personas no parezcan haber nacido con ella.  Pero la paciencia no sólo la pierden los padres. Hoy en día, los niños disponen de tantas formas de auto gratificación inmediata, como ganar en un videojuego haciendo trampas, que puede resultarles mucho más difícil conservar la paciencia. Con esto están asociadas determinadas alteraciones en el comportamiento que cada vez abundan más en las consultas de psicopedagogía como son el Trastorno Negativista Desafiante o los Trastornos de Conducta. Por ello, los padres no sólo deben ayudar a los hijos a ser pacientes, predicando con el ejemplo, sino que deben incorporar estrategias pedagógicas a los momentos que pasen con sus hijos para contrarrestar los mensajes de “si lo quieres, lo tienes ya mismo” a los que los niños están expuestos a través de la sociedad y los medios de comunicación. Cosas que ayudan a que los niños aprendan a ser pacientes:
- Juega con él a juegos de mesa: esto le enseñará a esperar hasta que llegue su turno, aceptar las reglas del juego y admitir la derrota cuando ésta se presente.
- Cuando se vaya a la cama, léele libros gruesos e historias largas, dejando para la noche siguiente “el continuará”: no cedas a sus súplicas para conocer el final en la misma noche y le estarás ayudando a desarrollar el compromiso con la tarea.
- Enséñale a plantar un árbol o cuidar de una flor. Involucrándolo en este tipo de actividades, aprenderá a ser paciente hasta que vea los resultados de su trabajo y a superar con más facilidad las pequeñas frustraciones de la vida diaria.
Como dice el dicho, la paciencia es un arte, y uno poco fácil de desarrollar. Sin embargo, cuando se consigue, tiene muchas ventajas añadidas: las tareas que uno emprende le salen mejor, las situaciones se afrontan de forma más equilibrada y se aprende más en el camino.
Aceptación o resignación, opciones distintas
http://suite101.net/article/aceptacion-o-resignacion-opciones-distintas-a33629
Paciencia suele confundirse con resignación, cuando, en realidad, significa aceptación de la situación. Y aceptar es poder actuar. En una situación tensa o cuando surgen complicaciones en nuestra vida, la paciencia es un buen consejo y una buena consejera. Pero paciencia no es la resignación del vencido o del conformista, que cree que no tiene opciones de seguir actuando o peleando por lo que deseaba. La paciencia es necesaria, porque nos da ese margen que nuestra mente, nuestro espíritu o, incluso, nuestro cuerpo, necesitan para aclimatarse a la situación que nos sobresalta. Dejar que “las cosas se enfríen” es un método preciso para poder pensar con claridad y actuar en consecuencia. Cuando sufrimos una difícil situación, todo se altera en nuestro organismo. Aceptación es admitir que lo que ha ocurrido, por desagradable que nos pueda parecer, es real. Ahora bien, siempre, en cualquier desgracia, disputa, contratiempo o conflicto, hay algo que aprender y algo que hacer. No es necesario resignarse, sino aceptar lo ineludible. La resignación es derrotista, pesimista y sometedora. La aceptación, por el contrario, nos lleva a la serenidad y la sensatez. La apatía no debe confundirse tampoco con la aceptación, exteriormente pasiva, de quien acaba de sufrir un duro trance. Como hemos dicho, una cosa es estar en proceso de recuperarse anímica y físicamente, y otra muy distinta es dejarse caer en la desesperanza y el propio abandono.

Tomado de “Cuando lo que Dios hace no tiene sentido”
Autor: Dr James Dobson
En mi trabajo aconsejando a familias que están experimentando distintas pruebas, desde enfermedades y muerte hasta conflictos matrimoniales y rebelión de sus hijos adolescentes, algo muy común que he encontrado es que quienes tienen esas clases de crisis se sienten muy frustrados con Dios. Esto es cierto, muy en particular, cuando suceden cosas que parecen absurdas e inconsecuentes con lo que se les ha enseñado o han entendido. Luego, si el Señor no les rescata de las circunstancias en que están enredados, rápidamente su frustración se deteriora, convirtiéndose en ira y una sensación de haber sido abandonados. Finalmente, surge la desilusión, y el espíritu comienza a marchitarse. Esto puede aún ocurrirle a niños muy pequeños, quienes son vulnerables a sentirse rechazados por Dios. La deducción lógica de un niño es: "Si Dios es todopoderoso y lo sabe todo, por qué dejó que algo tan terrible me ocurriera. Debe odiarme". Lamentablemente, muchos otros creen la misma mentira satánica. Tarde o temprano, la mayoría de nosotros llegaremos a encontrarnos en una situación en la que pareciera que Dios ha perdido el control, o el interés, en lo que está sucediendo. Lo curioso del caso es que no son el dolor y el sufrimiento los que causan el mayor daño. La confusión es el factor que hace trizas la fe. El espíritu humano es capaz de resistir una enorme cantidad de aflicciones, incluso el encontrarse ante la perspectiva de la muerte, si las circunstancias tienen sentido. Es la ausencia de significado lo que hace que su situación sea intolerable. Al encontrarse en esa condición, su depresión causada por una enfermedad inesperada o la trágica muerte de un ser querido, realmente puede ser más intensa que la experimentada por el incrédulo que ni esperaba ni recibió nada. No es raro el escuchar a un cristiano, que se siente confundido, expresar enorme inquietud, ira o incluso blasfemias. Este individuo confuso es como una niñita a la que su padre divorciado le ha dicho que va a ir a verla. Cuando su padre no lo hace, ella sufre mucho más que si él nunca se lo hubiera dicho. La palabra clave, en relación con esto, es ilusión. Son ellas las que preparan el camino para que suframos una desilusión. A veces el escoge explicarnos lo que ha hecho en nuestras vidas. Pero en otras ocasiones, cuando nada de lo que nos sucede tiene sentido, cuando pensamos que las experiencias que estamos teniendo "no son justas", cuando nos sentimos totalmente solos en la Sala de Espera de Dios, él simplemente nos dice: "¡Confía en mí!"

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