Inteligencia emocional por Daniel Goleman
Solo un amor poderoso, la urgencia de salvar a un hijo podría
llevar a un padre a pasar por alto el impulso de la supervivencia social. El
predominio del corazón sobre la cabeza en momentos cruciales nos guía cuando se
trata de enfrentar momentos difíciles. La inteligencia puede ni tener la menor
importancia cuando dominan las emociones. En un sentido real, tenemos dos
mentes, una que piensa y otra que siente. La mente racional es la forma de
comprensión de lo que somos conscientes, la mente emocional es un sistema de
conocimiento, impulsivo y poderoso aunque ilógico. Las dos mentes operan en
armonía entrelazando sus conocimientos, son facultades semi independientes, cada
una refleja la operación de un circuito distinto pero interconectado del
cerebro. En la mayoría de los momentos estas mentes están coordinadas. Se
reconoce que el repertorio humano de habilidades va más allá de conocimientos
escolares (lectura, escritura y aritmética). Estudios al respecto incluye en su
definición de inteligencia emocional 5 esferas principales: 1.-Conocer sus
propias emociones: reconocer un sentimiento mientras ocurre, es la clave de la
inteligencia emocional. 2.-Manejar emociones: capacidad de conciencia de sí
mismo. 3.-La propia motivación: ordenar emociones al servicio de un objetivo. 4.-Reconocer
emociones en los demás: la empatía habilidad fundamental de las personas. 5.-Manejar
las relaciones. Manejar las emociones de los demás. Las personas que se
destacan en estas habilidades desempañan bien cualquier cosa que dependa de la
interacción serena con los demás, son estrellas sociales.
Impulsos para la acción
Todas las emociones son impulsos para actuar. Existen tipos
de emociones para distintas clases de respuestas: La Ira: la sangre fluye a las
manos, es más fácil tomar un arma o golpear a un enemigo. El Miedo: la sangre
va a los músculos esqueléticos grandes, resulta más fácil huir. La Felicidad:
hay un momento de la actividad en un centro nervioso que inhibe los
sentimientos negativos y favorece un aumento de energía disponible. El levantar
los ojos en expresión de sorpresa, permite un mayor alcance visual y que llegue
más luz a la retina; ofrece más información sobre el acontecimiento inesperado.
El Disgusto: es un intento de bloquear las fosas nasales para evitar un olor
nocivo, la expresión es el labio superior torcido a un constado, mientras la
nariz se frunce. La Tristeza: es ayudarse adaptarse a una pérdida
significativa; produce una caída de energía y entusiasmo por actividades de la
vida. La forma que demostramos pesar cómo se demuestran las emociones o se
contienen para momentos de intimidad son moldeados por la cultura.
Alexitimia: cuando llegamos a perder la capacidad de amar
Se denomina Alexitimia a un trastorno neurológico que
impide a las personas afectadas identificar las emociones que experimentan, así
como expresarlas verbalmente. Y no es una patología tan rara como pueda
pensarse. Según datos de la Sociedad Española de Neurología, al menos un 10% de
la población mundial está afectada por la Alexitimia. Las emociones influyen
mucho en la atención, la memoria y el racionamiento. Tras revisar varios
estudios de prevalencia en diferentes poblaciones, los expertos han visto que
estos pacientes pierden "la capacidad de amar". La ciencia diferencia
entre Alexitimia primaria y secundaria. La primaria tiene su origen en un daño
en las estructuras neurológicas vinculadas con las emociones. La secundaria se
da como consecuencia de un trauma emocional grave o un desorden en el
aprendizaje emocional. La Alexitimia primaria puede ser fruto de factores
hereditarios y, en ese caso, es común que comience a manifestarse en los
primeros años de la infancia. Sin embargo, como explica el coordinador de la
sección de Neuropsicología de la Sociedad, el profesor Pablo Duque San Juan,
"también puede desarrollarse como consecuencia del propio desarrollo de alguna
enfermedad neurológica". Sin identificar las emociones es más complicado
tomar decisiones y crear vínculos sociales. Los seres humanos somos capaces de
sentir amor, odio, alegría, miedo, es decir, experimentar sentimientos y
emociones, gracias a un cerebro que lo hace posible, tanto estructural como
funcionalmente. Además, podemos relacionar dichos sentimientos con estructuras
que hacen posible su verbalización, su materialización en forma de palabra. Sin
embargo, asegura el profesor, una anomalía de nacimiento en zonas cerebrales
que se encargan de analizar y formular las emociones, o una lesión o disfunción
que interrumpa el circuito de conexión entre estructuras "puede generar la
imposibilidad de verbalizar e identificar los sentimientos". El experto
afirma que las emociones "influyen muchísimo en la atención, la memoria y
el racionamiento". Por ello, si no se es capaz de identificarlas, es
"mucho más complicado" tomar decisiones y crear vínculos
sociales", concluye.
Inteligencia emocional en la educación
Las emociones juegan un papel muy importante en nuestros
estudios y nuestro aprendizaje, en todas las etapas de la vida -la escolar, la
universitaria y la del aprendizaje permanente a que hoy nos obligan las
responsabilidades profesionales y
ejecutivas. Como es natural, hay
emociones que favorecerán nuestro aprendizaje, y hay otras que lo perjudican o
lo obstaculizan. A priori, podríamos decir que estados anímicos como la
alegría, el entusiasmo o el coraje nos impulsan con la energía emocional
adecuada para llevar adelante con eficiencia cualquier proceso de aprendizaje. Y
estados anímicos como la tristeza, el miedo o la cólera perturban, obstaculizan
o incluso pueden llegar a invalidar el proceso de aprendizaje. En una segunda
lectura, podemos advertir que la intensidad de una misma emoción puede
convertirla en positiva o negativa para distintas actividades. Por ejemplo: un atleta puede tener un
determinado nivel de ansiedad que puede mejorar su performance. Pero si tiene
mucha ansiedad, no alcanzará su máximo nivel. Un actor puede ser estimulado por
la ansiedad, y así mejorar su actuación, pero si esa ansiedad se convierte en
miedo, al salir al escenario saldrá disminuido. Lo mismo puede ocurrir ante un
examen, o ante una presentación en público, o ante la elaboración un informe,
etc. Hay cuatro niveles en los que
nuestros estados emocionales pueden afectar nuestro aprendizaje:
1) en una etapa inicial (predisposición, motivación,
interés)
2) en una etapa intermedia (perseverancia, persistencia,
regularidad del estudio)
3) en una etapa de obstáculos (manejo de, de las dificultades,
de la frustración o de la adversidad)
4) en una etapa final (equilibrio emocional en el examen
de nuestros conocimientos o en la aplicación de los mismos)
Esclavos de la pasión, ataques de ira
Una vida sin pasión sería un aburrido páramo de
neutralidad, aislado y separado de la riqueza de la vida misma. Aristóteles
señalo: lo que se quiere es la emoción adecuada, el sentir de manera
promocionada a las circunstancias. Manejar bajo control nuestras emociones
perturbadoras es la clave para el bienestar emocional. El arte de serenarnos es
fundamental para la vida. Benjamín Franklin expresó: la ira nunca carece
motivo, pero pocas veces se trata de un buen motivo. Tice descubrió que la ira
es el estado de ánimo que la gente peor domina, la ira es la más seductora de
las emociones negativas, y que haber elaborado una situación positivamente es
una forma de dejar a un lado la ira. Cuanto más reflexionamos sobre lo que nos
ha enfurecido; más buenas razones y auto justificaciones podemos inventar para
estar furiosos. Cuando el organismo está en un estado de nerviosismo, la
emoción de ira o ansiedad tiene una intensidad marcada. La ira se construye
sobre la ira; el cerebro emocional se entona. Para entonces la ira, libre de
las trabas que impone la razón, estalla fácilmente en una reacción violenta. Una
forma para aplacar este sentimiento es aprovechar y desafiar loa pensamientos
que lo pisparan, es una evaluación original de una interacción que confirma y
estimula el primer estallido de ira y las siguientes revaloraciones que
alimentan las llenan. Lo que importa es el tiempo; las primeras etapas del acto
de ira son más eficaces. La Catarsis (dar rienda suelta a la ira) es ensalzada
como forma de manejar la ira, te hace sentir mejor. Hay condiciones en que
explayarse realmente funciona. Debido a la naturaleza incendiaria de ira, es
más frío decir que hacerlo. Tiece descubrió que dar rienda suelta a la ira es
una de las peores formas de calmarlas, la mejor forma de enfrentarse a la ira
es no reprimirla, pero no actuar en consecuencia.
Las artes sociales
El arte de las relaciones, exige la madurez de dos
habilidades emocionales: autogobierno y empatía. Un principio base de la vida
social es: las emociones son contagiosas. La mayor parte del contagio emocional
es más sutil, parte de un intercambio tácito que se produce en cada encuentro.
Nos contagiamos los sentimientos como si se tratara de una especie de virus
emocional. El solo hecho de ver que
alguien expresa una emoción puede provocar ese estado de ánimo, tanto si uno se
da cuenta o no de que imita la expresión facial. Un elevado nivel de sincronía
en la interacción significa que las personas que participan se caen bien. La
sincronía refleja la profundidad del compromiso entre los miembros de la
pareja, si uno está muy comprometido, los estados de ánimo empiezan a
confundirse, ya sean positivos o negativos.
Errores maritales
John Gottman psicólogo de la universidad de Washington ha
hecho el análisis más detallado acerca de los sentimientos corrosivos en una
pareja que puedan deshacer u matrimonio. Gottman ha trazado un mapa de la
ecología emocional del matrimonio con tanta precisión que, en un estudio, fue
capaz de que parejas observadas en su laboratorio se divorciarían al cabo de
tres años con una precisión del 94%. La crítica y el desdén o el disgusto
habituales son señales de peligro porque por que indican que los cónyuges han
hecho un juicio mudo desfavorable con respecto a la pareja. Este pensamiento
duro y hostil conduce naturalmente a ataques que hacen que la persona que los
recibe se vuelva defensiva o esté dispuesta a contraatacar a modo respuesta.
Una vez que los pensamientos perturbadores como la
indignación absoluta se vuelven automáticos, son auto confirmador. Los cónyuges
que están libres de estos puntos de vista perturbadores pueden considerar una
interpretación más benigna de lo que está ocurriendo en las mismas situaciones
y de ese modo es menos probable que sufran un asalto emocional de este tipo. Algunas
personas tienen un elevado umbral para el desbordamiento y soportan fácilmente
la ira y el desdén mientras que otras pueden dispersarse en el momento en que
su cónyuge formula una leve critica. Los investigadores ofrecen consejos
específicos para hombres y para mujeres y sugerencias generales para ambos. Los
hombres necesitan diferente sintonía emocional. El consejo consiste en que no
soslayen el conflicto si no que se den cuenta de cuando una esposa plantea
alguna queja o desacuerdo tal vez lo está haciendo como un acto de amor
intentando mantener la salud y el desarrollo de su relación. En cuanto a las
mujeres, el consejo es similar, ellas deben de hacer un esfuerzo de no atacar a
sus esposos: criticar lo que él hizo, no a él ni expresar desdén. Lo que más
notoriamente falta en las parejas divorciadas son los intentos de reducir la
tensión durante una disputa. Una estrategia general para lograr que un
matrimonio funcione consiste en no concentrarse en los temas específicos por
los que discuten las parejas, si no, en todo caso en cultivar la inteligencia
emocional compartida, mejorando las posibilidades de resolver los problemas.
El verdadero origen de la crisis: ¿la culpa es del consumidor o de los
bancos?
He concluido que capacidad de las personas
de auto gratificarse es infinita, si se les dan los medios para hacerlo. En mejorar la calidad de vida, en
consumir, son tres los medios: los ahorros, el ingreso discrecional y el
crédito.
Agotados los ahorros y el ingreso discrecional,
la única forma de seguir consumiendo más y mejor, es con crédito. Los
ahorros representan la única forma forzada de autorregulación, porque son
realmente finitos. El crédito en teoría también lo es, pero la autorregulación
será tan forzada a como la exijan los bancos. ¿Son los bancos los culpables de
estimular una inconveniente conducta financiera personal, tentando
siempre a los consumidores a vivir el presente a lo que dé? ¿O es solo un
servicio que han dado, respondiendo a la humana condición de que querer siempre
vivir mejor? Hay un dicho que dice "no hay nada más peligroso que un
mono con una ametralladora": sálvese quien pueda. En relación con la
crisis, diría que no hay nada más peligroso que un consumidor disparando
plata de un banco. ¿Consumidor vs bancos? ¿O será más bien un
asunto de principios, de valores: ahorrar, pagar deudas?
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